Sobre los lácteos


El ser humano es el único animal que continúa tomando leche de adulto y el único que toma leche de animales de una especie distinta a la propia.
Mucha gente cree que utilizar la leche de las vacas no conlleva ningún mal. Se tiene la imagen idílica de que las vacas son como nos las muestra la publicidad: libres y agradecidas a la empresa que las explota. Pero, la realidad es muy distinta. Una vaca lechera tanto en una granja industrial como ecológica es simplemente una propiedad, es un medio para ganar dinero.
Se crían con el fin de que sean productivas para el ganadero y la calidad y duración de su vida depende de esta productividad.

Una de las preguntas clave que podemos hacer es "¿dónde está el ternero?".
Sabemos que las vacas no dan leche como da agua un grifo.
Las vacas, como todas las hembras de mamífero, tienen que quedarse embarazadas
y dar a luz para que las glándulas mamarias den leche.
Para mantener elevada la producción de leche es necesario que la vaca tenga un embarazo cada año. Si el ternero que nace es macho, es separado de su madre al poco tiempo para que no se beba la leche que irá al consumo humano.
Su destino es ser vendido para carne.
Para lograr que su carne sea tierna se le restringe el movimiento encerrándolo en una jaula con suelo de cemento o metal tan pequeña que ni siquiera puede darse la vuelta, y para que su carne sea blanca se lo alimenta con una dieta baja en hierro para que esté anémico. Abandonará su celda únicamente para ir al matadero. La carne de ternera que se vende en los supermercados es, en definitiva, un producto más de la explotación lechera.

Por otro lado, a ningún empresario le interesa alimentar a animales que no le son productivos. Una vaca puede vivir entre 20 y 25 años, pero aproximadamente a los 5 años, después de dar a luz a 4 ó 5 terneros, las vacas son mucho menos productivas, por lo que se las lleva al matadero y son sustituidas por sus hijas.



          Tomar leche es perjudicial para tu salud también

- La publicidad que rodea a la leche de vaca y sus derivados podría hacer creer que es un producto absolutamente esencial y natural para los humanos. Pero, en realidad, la leche de la vaca está adaptada a las necesidades nutricionales de los terneros, que doblan su peso en 47 días y tras pesar unos 40 kilos al nacer, alcanzan los 900 kilos en dos años, no siendo apropiada para el metabolismo humano.

- La leche de vaca contiene residuos de hormonas (que se les da a las vacas para que produzcan más leche) y de antibióticos (suministrados a las vacas para el tratamiento de la mastitis ocasionada por la sobreproducción de leche).

- La enzima lactasa (la enzima necesaria para digerir la leche adecuadamente) se encuentra en los bebés para poder digerir la leche materna, pero sus niveles disminuyen después de los cinco años.

- La leche -como todos los alimentos de origen animal- tiene grandes cantidades de grasa saturada y colesterol que se depositan en las paredes de las arterias, ocasionando enfermedades cardiovasculares.

- La diabetes dependiente de insulina (tipo I o inducida en la infancia) está asociada al consumo de lácteos, una proteína de los lácteos provoca una reacción autoinmune que destruye las células productoras de insulina del páncreas.